Roberto Baranda Palou. 1953.
Ingeniero en Telecomunicaciones. Pintor desde el año 2000 con formación plástica autodidacta. Participó como miembro de la Comunidad Artística YETI-UNEAC y del Proyecto Artístico PROARTVIS. Miembro de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la construcción de Cuba, UNAICC. Representado por la Agencia de Autores Visuales ADAVIS.Realizó una Exposición Personal en el 2003. “Baranda sin Barandas”. Ha sido invitado a 15 exposiciones Colectivas con diferentes proyectos. Mantiene obras en exposiciones permanentes como la Cervecera-Taberna La Muralla en la Plaza Vieja del Casco Histórico de la Ciudad, Galería Casa YETI, Galería Entre Muros. Obra Mural en el Teatro Playa y el Estudio del Artista. Sus obras se encuentran en colecciones privadas en Cuba, Estados Unidos, Canadá, México, Chile, España, República Dominicana, Alemania e Italia. Ha donado obras a distintos proyectos culturales del país.
Breve reseña técnica de la obra:
Su obra se enmarca dentro de lo figurativo abstracto , el dibujo y el diseño juegan un papel determinante, evocando en determinado momento soluciones gráficas, a esto se suma el empleo del color, donde el artista juega con acierto con una gama cromática muy bien estudiada, en equilibrio con las texturas pictóricas que emplea en diferentes zonas, la composición se subordina a la carga conceptual de la obra, donde se destaca la impecabilidad técnica de su ejecución con una correcta y limpia facturación, el lenguaje está caracterizado por su diversidad en la textura táctil y la valoración de las líneas, la figuración está estructurada en planos de valores junto a la composición de la superficie, con énfasis en gamas de colores sobre atmósferas sienas, ocres y verdes, conjugando la combinación de elementos de la naturaleza, figuras humanas y entornos de paisajística. La experimentación práctica con diferentes materiales es una constante en su trabajo. El mundo pictórico que trabaja es muy personal y está cargado de poesía y de un sensible lirismo.
Palabras al Catálogo de la Exposición personal “Baranda sin barandas”.
Al contemplar el mundo creativo que nos enseña este artista de la plástica nos damos cuenta de su infinita laboriosidad. También nos enseña en cada cuadro entre los sienas y ocres recurrentes, estados de ánimo y una búsqueda constante de sí mismo. A través de estos trazos sinuosos observamos los múltiples caminos que recorre el artista en los laberintos de la memoria, donde se funden la realidad y los sueños que originan estas obras, para darnos cuenta que no es el ingeniero que habita en él, el que deambula en el que hacer plástico, sino un hombre que encontró el lenguaje apropiado para expresar sus códigos estéticos en mensajes que hibernaban en su mundo interior. Durante mas de cuatro décadas de vida Baranda fue trazando líneas y puntos, formas y colores que almacenó en su imaginación armándose de herramientas que le permitieron crear hoy esta expresión que aún siendo singular y con un estilo creativo muy propio nos evoca a ratos a Lam o incluso a una época de Picasso. En el silencio de más de cuatro lustros se fue motivando, convocando y provocando el caudal creativo que nos muestra. Su espíritu no conoce confinamiento, desbordando ideas que metaforiza en el montaje de configuraciones que juegan con la perplejidad, la licencia estética y la hibrides cultural del cubano. Así lo vemos como el cautivador cultivador que renace de las junglas, el creador de paisajes armónicos, de figuras y rostros humanos sorprendentes, de totems, en fin de múltiples proyecciones mezcladas en cada formato con infinitas texturas que le dan un fondo original a sus creaciones.Tal vez el haber nacido y crecido en el ultramarino pueblo de Regla en una época convulsa de realidades y donde cada Septiembre se unían cristianos, católicos, santeros, espiritistas, ñañigos y el pueblo todo en procesiones infinitas a la Virgen de Regla pueden explicar la lectura de estas obras que nos muestran un lenguaje de lo real maravilloso, que cuadro a cuadro nos va relatando la vida de un hombre que sin alarde de ningún tipo, de modo silencioso y constante a comienzos de este siglo dejó atrás las barandas que sujetaban sus necesidades expresivas y emprendió vuelo al futuro libertario de su creativa imaginación.